sábado

El amor en tiempos del neoliberalismo II

Son las calles de San Fernando que evocan lo que hoy siento adentro, no culpo a la ciudad ni a quien habita en ella, no culpo a la persona, tampoco al recuerdo que me hizo avanzar, no he de culpar a nadie porque la culpa a desaparecido de mi... Y me convierto en un ideal con cada paso que doy, en la generalidad de miles de caras que veo pasar y en la singularidad de millones de corazones resumidos en mi, clamando a gritos vencer la soledad que los atormenta, atrapados en burbujas a pesar de estar juntos, son vidas que responden al temor de pasar los años sin estar en alguien, al prejuicio social que ello les provoca y al miedo inconfundible de entregar mas de lo debido y verse atrapado por la dinámica de transacciones donde ningún valor es regalado porque si.

La sociedad del Egoísmo, habitado por el ciudadano temeroso y desconfiado... Sentado en una banca los veo pasar... mi ambición crece al ser consciente de lo que debo superar, pienso en el amor a medida que mis ojos se llenan de una verde esperanza y respondo con todo lo que tengo a la llamada de la pasión. Me entrego ahora sin limites, recorro con mis besos los espacios donde la inseguridad vaya disminuyendo y acaricio el cuerpo libre de prejuicios del cual yo me alimento. Soy de quien me busca y estaré con quien me encuentre, me repito mientras el deseo sigue en aumento, al igual que el abrazo mas tierno, siento que entregarse así es revolucionar todo sentimiento... y es justo lo que quiero.

La palabra es solo una escusa y ninguna definición de amor me deja satisfecho. Se que soy una contradicción al modelo y lucho por los demás como si fuera mi propio derecho. Pero en el fondo soy propiedad de quien me ha construido ya sea con ternura o indiferencia, pertenezco a quien me ha cambiado por dentro. De tanto querer imito sus movimientos y tengo la loca idea de vivir para siempre atado a sus deseos.

Hay quienes viven en mi y no ocultos en un sentimiento, sino en mis ojos, en mis abrazos, en mis sonrisas, en mi filosofía y mi capacidad de ignorar o perderme. Soy la suma de muchos sueños, pero de esos que no necesitan dormirse para verlos... si me preguntan que es eso, bueno yo les respondo... Amor verdadero.

viernes

La suma de todos mis sueños

¿Por qué estar triste, si puedes estar en un sueño?... era la pregunta recurrente en medio del ajetreo, yo me respondía para adentro pasando de la mañana donde lo ridículo de la pregunta me molestaba, a la tarde donde ya no sonaba tan mal... La noche se aproximaba y desee que la vida se hiciera un sueño conmigo. Pero como era costumbre al día siguiente no recordaba nada, ni rostros, ni sucesos, ni espejismos, ni realidades, absolutamente nada...

El día parte nuevamente con la pregunta ¿Por qué estar triste, si puedes estar en un sueño? y entendí la dificultad que había tras ese verso... Todos a mi alrededor esforzándose para hacer de sus sueños una realidad, cuando la pregunta me invitaba a crear justo lo contrario hacer de mi realidad un sueño... y me quede ahí pensando y queriendo encontrar las formas para ser un sueño. La noche llega y las ansias no me dejan dormir, estoy preparado me decía, estoy preparado para convertirme en el sueño mas anhelado jamas creado por Morfeo y así cerré mis ojos, pero no hubo nada de nuevo.

Al tercer día desperté con una preocupación ¿Y si me convierto en esa nada sin recuerdos por tratar de ser un sueño?, Caeré en el vació, en la desesperación, en la tristeza y soledad de encontrarme en la nada... Las horas pasan preocupándome por lo que no recuerdo, mientras llego a la conclusión de que no necesito sueños para convertirme en esa nada sin recuerdos. Si había soñado, pero con lo que estaba viviendo... y si la vida puede entrar en mis sueños, porque no hacer eso pero al revés.

Desde entonces descubrí que no necesito cerrar mis ojos para ser un sueño y que la suma de todos ellos hacen también mi realidad yo mismo aparezco en las noches de quien quiero y así como me convierto en sus sueños, al despertar continuare con ellos no solo en sus vidas, también en sus sueños... y sonrió de gusto.