En la tarde de un 15 de enero me encuentro otra vez en Valparaiso, no para cumplir mis promesas de volver, sino para despedir a un gran amigo, acompañar a su familia a quienes quiero mucho y dar las necesarias fuerzas a Régana... Es la tarde convenida y me encuentro en medio de mucha gente a la espera un ultimo adiós a Claudino. Por mientras suenan los acordes de una canción de Bach, su leve melodía me plantea el dolor interno que ha de dejar su partir. Voces quejumbrosas, lágrimas por doquier y la pesada carga de vivir sin el ser amado que necesitas sentir, come las voluntades de quienes se quedan sin ti y de buena gana detendrían el tiempo para quedarse también aquí... solo por tenerlo un segundo más... abre las palabras Régana y entre voz entre cortada lanza su furia y frustración a una vida que no le contesto... ¿de que valieron los esfuerzos?, ¿de que valió tener fe?... Abre comillas nuevamente solo para entender que ha todas sus preguntas ninguna podrá responder, porque la vida no piensa en justicia, ni sabe lo que es el bien... somos parte de algo mucho mas amplio y no encasillado únicamente en la razón de los humanos, algo impredecible y azaroso nos gobierna y gobierna nuestros sistemas y comunidades, donde pongas la mirada la presencia del "movimiento aleatorio" se hace patente y cubre las palabras de una extraña incertidumbre en nuestro propio existir...
han sido dos las instancias en que he reflexionado sobre lo aleatorio en mi propio existir, una de ellas es el amor, donde lo impredecible, lo inesperado siempre han marcado mis eventos. En diferentes etapas de mi vida he sentido la necesidad de a lo menos un beso bien dado, tener a alguien que me diga que soy parte de ella y sentir la extraña vibración que provoca un ser amado cuando esta a tu lado... desde mucho tiempo que tengo claro que es lo que deseo, cual es el objetivo trazado... Mas jamás he podido disponer de los caminos que se me han presentado, ni de las personas con las cuales me he relacionado. He respondido frente a lo aleatorio al principio con escepticismo, luego con frustración al no poder controlarlo, aprendí a meditar de nuevo sobre la marcha y a mirar las cosas desde muchos otros planos, los años de un espíritu mas experimentado han determinado que mis pasos sean mas cuidadosos, pero a su vez me dice que no cierre las puertas ante las posibilidades que me trae esta vida.
Una vida de cambio y revolución, ese es mi sentir al percibir el movimiento aleatorio en este existir y es que me muevo también al ritmo de lo azaroso que son los encuentros entre dos almas, a veces solas en otras acompañadas, que fortuitamente topan sus miradas y consumen sus movimientos en una excitante dirección, al otro lado un mundo que lleno de prejuicios se va desvaneciendo en el clamor de una pasión que se aleja de las reglas y también de la razón... Tomo un abrazo y lo coloco en mi corazón, sin pensar en causas, ni entender de necesidades, los destinos aleatorios cumplen su función hacer de lo improbable una posibilidad más, dentro de esto que nosotros llamamos realidad.
La muerte es la otra instancia de reflexión, la implacable y poderosa muerte que es probablemente lo único seguro que tenemos al nacer, somete a quien la siente cerca a vivir en la incertidumbre de no tener razones, ni respuestas... ha vivir en lo inestable, en lo inseguro, deseando la compañía de alguien que no tiene asegurado su futuro... ¿Y que hay de nosotros? ¿que tan lejos estamos de la muerte?, que rodea con su aura de probabilidades las acciones que destinamos para cada segundo.
Mis ojos contemplan un fallecer, una chispa desiste de permanecer iluminando, las hojas que caen de un árbol, esa agua que se evapora en un ventanal, el suspiro de un ultimo atardecer, la explosión de una supernova en la galaxia... también veo cambio en la muerte que nos rodea y no nos deja indiferentes, lo aleatorio en nuestro existir, por irónico que parezca es carne en nuestro vivir...
Fuerza Claudino.